Como ya se ha señalado, el avance vertiginoso de las Nuevas
Tecnologías de la Información y la Comunicación han provocado numerosos y
cruciales cambios en los modos de comunicarnos, relacionarnos, convivir,
conocer, educar y aprender.
Estas nuevas formas son las que al mismo tiempo, hicieron que repensemos las nociones de
tiempo y espacio en tanto coordenadas contextualizadoras de los momentos de
intercambio; por ejemplo en el caso de la “educación a distancia”.
Por otro lado, el fenómeno de las TIC’s trajo aparejado la
necesidad de impulsar Nuevas Alfabetizaciones y puntualmente, desarrollar las
Competencias Digitales necesarias para poder participar activamente en la Web
2.0.
Estas competencias pueden clasificarse, según Manuel Area
en: Competencia Instrumental –es decir, el dominio técnico de las tecnologías y
su uso-, Competencias Cognitivo/Intelectual –relacionada a la adquisición de
los conocimientos y las habilidades cognitivas para interactuar inteligentemente
con la información y con otras personas en la web-, Competencia Sociocomunicacional
–vinculada a la capacidad de crear y difundir textos así como de establecer
comunicaciones fluidas con otras personas desde una actitud social positiva-,
Competencia Axiológica –que implica la conciencia de que las TIC’s no son
neutrales sino que siempre inciden en el entorno socio-cultural y político- y,
finalmente, la Competencia Emocional –relacionada a los sentimientos y
emociones que provoca la experiencia de participar en los entornos digitales.
“La meta de la alfabetización
será desarrollar en cada sujeto la capacidad para que pueda actuar y participar
de forma autónoma, culta y crítica en la cultura del ciberespacio, y en consecuencia,
es un derecho y una necesidad de todos y de cada uno de los ciudadanos de la
sociedad informacional”[1]
Para resumir y retomando a Paola Dellepiane se debe aspirar
a que los estudiantes puedan desarrollar tres capacidades básicas: aprender, desaprender
y reaprender. Mientras que las prácticas pedagógicas deberán adecuarse a la
creación y curación de contenidos de calidad, la distribución de contenidos de
valor en espacios y comunidades virtuales y el compartir el conocimiento,
pensando a la educación desde una perspectiva abierta.
Asistimos a un tiempo histórico en el que nos pensamos “en
red”. En este sentido, enseñar y aprender en ambientes digitales significa
pensar en un “Aprendizaje Conectivo” en palabras de George Siemens.
“El conocimiento es un patrón de conexiones. La información
se convierte en conocimiento en la conexión, y la comprensión es la capacidad
de comprender las conexiones. El desarrollo de conocimientos, el aprendizaje,
es (o debe ser) referido a las relaciones que los alumnos establecen en la
comprensión, y no simplemente en memorizar hechos”[2]
El compromiso de los docentes que hoy interactuamos en el
mundo digital junto a nuestros alumnos, debería ser entonces enseñar-aprender y
aprender-enseñar de manera abierta y libre al tiempo que democrática y reflexiva.
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